El estrés es uno de los mayores obstáculos que te alejan de la felicidad. Al decir estrés, me refiero a esa sensación mental de miedo, ansiedad, consternación, preocupación, intranquilidad o malos presentimientos que brotan del hecho de utilizar tu mente para imaginar un resultado negativo de un suceso o situación del presente, del pasado o del futuro. El estrés no tiene ninguna otra causa. Los acontecimientos o las situaciones no contienen estrés, aunque así parezca.
El estrés brota de la forma en que te relacionas con los acontecimientos o las situaciones.
¿Te parece familar? Debería, porque es la misma fórmula que se usa para la felicidad. Ni el estrés ni la felicidad están en las cosas, en los acontecimientos o en las situaciones. Las cosas sólo son cosas, los acontecimientos sólo son acontecimientos, las situaciones sólo son situaciones. A ti te corresponde proporcionar la reacción a ellos. Tú eres el que elige.
Para probarte que esto puede suceder, piensa en las numerosas ocasiones en que sentiste estrés con respecto a algo que nunca se materializó, o que si se materializó, al final resultó ser benéfico para ti. Si sólo hubieras sabido desde el principio que resultaría favorable, tu vida habría sido mucho más placentera. Así es como puedes abordar cualquier situación.
El estrés nunca desaparecerá por completo de nuestra vida debido a toda la programación negativa que hemos tenido, pero podemos eliminar la mayor parte. Lo complicado de eliminarlo es controlar nuestra imaginación para poder visualizar resultados felices en lugar de resultados negativos.
— Quienes tienen una visión limitada son temerosos e indecisos; cuanto más se apresuran, más lento avanzan.—-
Revista SaBien 