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Archivos diarios: septiembre 20, 2011

La Leche: El verdadero problema son sus proteínas

La Leche: El verdadero problema son sus proteínas

LECHE DE VACA Y SALUD

INTOLERANCIA O ALERGIA: NO ES LO MISMO

– La intolerancia es un problema digestivo, que se produce porque en el intestino falta una enzima que impide la correcta digestión de los azúcares de la leche. O sea, falta la enzima lactasa y no se digiere bien la lactosa.

– La alergia es una reacción inadecuada y exagerada del sistema de defensas (también llamado sistema inmunitario) contra algo que en otras ocasiones tolera. La cuestión es ¿por qué nos volvemos alérgicos a algo que antes tolerábamos? Y ¿por qué unas personas son alérgicas a lo que otras personas toleran? Pues bien, NO SE SABE. (Sí se conocen factores relacionados con el desarrollo de las alergias. Ver cuadro nº 1).

Las alergias se producen contra proteínas que entran en nuestro cuerpo. Estamos en contacto con muchas proteínas diferentes, por medios distintos: por vía digestiva (alimentos, fármacos, colorantes, conservantes…), por vía respiratoria (cualquier partícula en suspensión en el aire: pólenes, polvo, ácaros…), por contacto (látex, la pelusa del melocotón, metales, pinturas…), directamente a la sangre (fármacos inyectados, venenos de insectos…). La alergia da síntomas allá donde se libra la batalla. La cuestión es que la leche está implicada en alergias de todo tipo, no sólo digestivas (en la piel, respiratorias…).

HIDRATOS DE CARBONO: INTOLERANCIA A LA LACTOSA

– Para digerir los alimentos el tubo digestivo tiene que descomponerlos en sus partes más pequeñas. Sólo así pueden ser absorbidos a la sangre, para que se distribuyan a todas las células del cuerpo y ellas puedan utilizarlos.

Las piezas más pequeñas que forman los hidratos de carbono son los monosacáridos, éstos son los que pueden pasar a la sangre. Cuando entra la lactosa en el estómago debe dividirse en glucosa + galactosa, que son los monosacáridos que la forman. Para hacer esta división o hidrólisis hace falta la enzima llamada lactasa.

– La lactasa la segregamos desde que nacemos hasta los dos o tres años de edad. Después va disminuyendo progresivamente hasta desaparecer, aunque el 85% de los adultos que siguen tomando leche continúan segregándola, en mayor o menor medida, como respuesta a la ingesta de leche. Es una de las razones con las que nuestro organismo nos confirma que la lactancia es sólo para el inicio de la vida.

La insuficiencia de lactasa es la razón por la que la digestión de la leche es lenta y limitada para muchas personas, y a veces imposible. La lactosa sin desdoblar pasa al colon (ya que al no estar hidrolizada en monosacáridos no puede pasar a la sangre). Las bacterias del colon la fermentan produciendo ácido láctico, dióxido de carbono, metano, es decir, gases (inflamación, flatulencia) incluso diarreas por cuestiones de hiperosmolaridad. También produce estreñimiento. Los síntomas son más importantes cuanto mayor sea la intolerancia.

LAS PROTEINAS: EL VERDADERO PROBLEMA DE LA LECHE

Las proteínas de la leche ocasionan problemas a nuestro organismo:

1. REACCIÓN ALÉRGICA

– Las proteínas de la leche de vaca tienen la propiedad de ser muy alergénicas para el hombre.

– Los lácteos tienen un alto contenido en antígenos* que el sistema inmunitario tiene que estar continuamente eliminando, y esto le produce una sobrecarga.

*Antígeno: es cualquier sustancia que, introducida en el organismo, induce a la producción de anticuerpos. Lo más normal es que sean proteínas (que formen parte de virus o bacterias, de alimentos…).

2. REACCION INMUNITARIA CON DIGESTION INADECUADA

El problema de las proteínas surge cuando las proteínas no se dividen correctamente y pasan Péptidos (grupos de aminoácidos) a la sangre.

– Este es un problema habitual con la leche. Razones por las que ocurre:

  • La leche materna es un alimento predigerido. Es decir, la madre se alimenta y descompone los alimentos en sus partes más pequeñas, las absorbe, y esto ya preparado se lo pasa al hijo, disuelto en agua. Además, con las enzimas necesarias para ayudar en la digestión al sistema digestivo inmaduro del recién nacido. La leche, creada para ir del pezón a la boca del lactante, le transmite todos estos ingredientes íntegros. Al tomar leche de otro animal no sólo no estamos recibiendo los nutrientes idóneos para nuestro desarrollo, sino que estamos tomando un alimento que ha sufrido unos procesos de conservación que han destruido las enzimas digestivas que ayudarían a su descomposición.
  • La renina gástrica (o quimosina) es la enzima específica para comenzar la digestión de las proteínas lácteas en el estómago. Esta desaparece alrededor de los tres años de edad (no ocurre como la lactasa que al continuar tomando leche se sigue segregando en muchos casos).
  • La mayor parte de las proteínas son caseínas. La caseína es la proteína que tiene la capacidad de cuajar. Es la del cuajo de la leche, la que coagula para hacer yogur y queso. Además es tan pegajosa que la caseína se utiliza como cola en carpintería y relojería, y como componente de pinturas, y si se hace reaccionar con metanal se convierte en un valioso plástico. Las caseínas ocasionan que la leche en el estomago se haga grumos.
  • La concentración de proteínas es cuatro veces superior en la leche de vaca que en la humana. Las proteínas son ácidas, y su concentración en la leche neutraliza la acidez del estómago. Esta es la razón por la que la leche alivia los síntomas de las úlceras. Pero al disminuir el pH del estómago los ácidos de los jugos gástricos no pueden realizar su función digestiva.

– Todo esto hace que las proteínas de la leche no puedan ser bien digeridas, ya que por una parte está “coagulada”, y esto dificulta la acción de los jugos gástricos, que unos están disminuidos por naturaleza (renina) y otros están neutralizados (por neutralización de la acidez) pasen al intestino sin haberse realizado la hidrólisis (división) de las proteínas correctamente.

– En el intestino aún se realiza una parte del proceso de la hidrólisis de las proteínas, con enzimas del jugo pancreático. Sin embargo éstas no pueden sustituir la parte del proceso que no se realizó en el estómago, y además las proteínas (sobretodo las caseínas) se pegan en la pared intestinal, y causan problemas en la absorción. Estos problemas se acentúan por la característica de la leche de originar mucosidad en el intestino. (Ver cuadro nº 5 para comprender la importancia de la pared intestinal en nuestra salud).

– En condiciones ideales las proteínas parcialmente hidrolizadas, que no deben pasar a la sangre, serían retenidas por el intestino para ser eliminadas por las heces. Pero siempre una parte pasa por la pared intestinal, hecho que se ve incrementado según las condiciones del intestino. Entonces el sistema inmunitario reacciona para eliminar los péptidos, ya que en la sangre no son útiles.

– En este punto comienza una respuesta inmunitaria para eliminar los péptidos: los linfocitos B fabrican anticuerpos (también llamados inmunoglobulinas) para que se peguen a los péptidos y no se puedan absorber y sean eliminados por el sistema linfático. Este hecho aparentemente simple da lugar a que se mantenga aquí una sobrecarga permanente del sistema inmunitario, ya que tomamos cantidades importantes de lácteos y además dificultan la absorción de otros nutrientes. Se trata de una línea de batalla constante que debilita al sistema, haciéndole vulnerable.

Además el sistema linfático de la zona intestinal no funciona correctamente, por esta sobrecarga y por la acción de la pegajosa caseína en los folículos intestinales. Esto entorpece la asimilación de otros nutrientes. Se trata de un círculo vicioso.

– La importancia de esta cuestión radica en que no somos conscientes de la relación directa que hay entre los lácteos y las alergias, y entre los problemas que se generan en el sistema digestivo y sus síntomas no digestivos (alergias respiratorias, en la piel, mucosidad, resfriados frecuentes…).

Resumen

En resumen, las proteínas de la leche de vaca suponen una sobrecarga importante para nuestros sistemas digestivo e inmunológico, con repercusiones en todo el organismo, aún en el caso de considerarnos personas sanas y que toleran bien la leche. Antes o después, el cuerpo acusa la sobrecarga y empieza a dar síntomas que quizás no relacionaremos con la leche, pero en cuyo trasfondo muy probablemente sea está. No se trata de demonizar este alimento, ya sabemos que a todos los alimentos podemos encontrarles algún inconveniente. Se trata de reconocer en su justa medida la repercusión que tiene para nosotros la ingesta continuada de un alimento para el cual nuestro cuerpo no está preparado. Y esta repercusión es importante por la gran implicación que tiene para el sistema inmunológico, que a la vez de ser un gran desconocido es pilar fundamental de nuestra salud.

 
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Publicado por en septiembre 20, 2011 en Alimentos, Nutrición

 

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