¿Qué son los mandalas?
Un mandala es una herramienta para el autoconocimiento y autoliberación interior, útil en nuestra búsqueda del silencio y paz interior.
La palabra MANDALA proviene del sánscrito, antigua lengua de la India, cuyo significado es: Círculo Sagrado.
Simboliza: Unión, Integración, El Absoluto.
El círculo es una figura que se encuentra recurrentemente asociada a prácticas mágicas y religiosas en todas las culturas. Son mandalas naturales, el sol, la luna, la tierra y los planetas; el sistema solar, el átomo, la célula, una telaraña, una flor, el nido de los pájaros, el corte transversal del tronco de un árbol, el iris del ojo, etc. Todo en el universo es circular – espiral, podemos ver el flujo de la energía moviéndose en forma circular en todo; la formación de los huracanes, el movimiento de la fuerza gravitatoria; centrífuga y centrípeta; rotación y translación de los planetas y el sistema solar.
El mandala es así, una puerta hacia la institución más íntima del ser humano.
Mediante su diseño, contemplación y meditación el ser humano accede con lo espiritual y se hace parte del todo armonioso, trascendiendo sus limitaciones presentes y las ataduras de su pequeño mundo material y conceptual. El mandala nos dirige hacia nuestro centro para recordar nuestra parte espiritual y logra el equilibrio entre nuestra parte material y espiritual: Cielo y Tierra; Materia y Espíritu.
¿Como eliminar la negatividad?
Empiece por tomar nota de lo que desea lograr, quizás una forma positiva de ver la vida además de las cosas específicas que contribuirán a conseguirlo.
Revise lo que escribió. Cerciórese de que sus metas son razonables, constructivas y le incumben sólo a usted. Las sugestiones absurdas pueden perjudicar a su subconsciente confundiéndolo y al final las correcciones resultarán más difíciles. Recuerde que el subconsciente es literal, no tiene sentido del humor y realizará exactamente lo que le ordene; así pues, haga sus órdenes sencillas y claras.
Revise las órdenes para que tengan un sentido positivo. Utilizar el “no” puede confundir al subconsciente. Haga frases afirmativas. Elimine todas las palabras innecesarias a fin de que la orden sea lo más breve y clara posible. Lo ideal es una aseveración de diez palabras o menos, pero no se desespere si no puede redactar una frase de ese tipo al primer intento. La redacción debe ir en consonancia con los requerimientos de su meta y debe ser fácil de recordar para que pueda incorporarla en sus ejercicios de renovación, cuando medite.
Desde luego, debe visualizar los resultados de sus instrucciones como si hubieran sucedido, en vez de cómo si estuviera tratando de conseguirlas y debe hacerlo en todas las visualizaciones.
Un ejemplo típico podría ser algo así:
- Disfruto todo lo que hago hoy en día.
- El disfrute es un hábito que cultivo.
- Estoy libre de tensiones y ansiedad y por lo tanto disfruto de cada momento.
Utilice estos tres pasos en un par de meditaciones. De ahí en adelante la sencilla frase de “Disfruto todo lo que hago” será suficiente.
Sea consciente de su respiración. Realice algunas respiraciones largas y profundas por la nariz, hasta quedar con una respiración calmada pero consciente.
Entonces, utilice un mandala de su preferencia que le ayude a silenciar la mente. Puede apoyarse en el mandala antes de concentrarse en sus frases y visualizaciones, o visualizar el mandala mientras medita. Si lo desea puede utilizar musica relajante de fondo.
Recuerde poner atención solamente en el mandala y dejar que los pensamientos intrusos se alejen o se desvanezcan. Repase mentalmente sus frases y visualice los resultados.
La duración de la meditación puede ser de unos 3, 11, 22 o 31 minutos. Y al realizar esta meditación por 40 días consecutivos, el hábito negativo deja de dominar.
Revista SaBien 